1. EL LENGUAJE.
El lenguaje es el medio de comunicación entre los seres humanos a través de signos orales y escritos que poseen un significado. En un sentido más amplio, es cualquier procedimiento que sirve para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición. El lenguaje puede ser estudiado desde dos puntos de vista: según el uso o la estructura.
El uso se relaciona con otros campos, como la literatura, la comunicación de la información, la enseñanza de idiomas, la sociología, la ciencia política y la psicología. Los estudios sobre el uso del lenguaje tratan sobre lo que dicen las personas, lo que piensan que dicen y lo que significa aquello que escriben o dicen para comunicarse. Todo ello incluye el análisis de los contenidos, la crítica literaria, el estudio del cambio lingüístico y los factores sociales que determinan los comportamientos lingüísticos de los miembros de una comunidad idiomática. También se aborda el estudio de los efectos de la lengua en la conducta humana. Para la crítica literaria el lenguaje está integrado por palabras que, adecuadamente ordenadas, producen una emoción o un razonamiento. Para la lexicografía, es el conjunto de palabras que poseen un significado, un origen y una historia. Por último, se puede entender el lenguaje como la forma en que las palabras se seleccionan y combinan, proceso inherente a los individuos, a los grupos o a los géneros literarios.
La estructura del lenguaje concierne a la lingüística. Cada movimiento o escuela lingüística plantea diferentes enfoques sobre el uso y la estructura. Aquellos que se centran en la comunicación escrita, estudian la estructura del texto, es decir, de qué forma hay que ordenar las palabras y las oraciones para que constituyan un todo coherente y les preocupa la posibilidad de traducir una lengua con toda exactitud. Por otro lado, los lingüistas comparativos agrupan e identifican las familias lingüísticas que proceden de un tronco común. Los partidarios del estructuralismo afirman que el lenguaje tiene tres niveles organizados de forma jerárquica: sonidos, combinaciones de sonidos para formar palabras y combinaciones de palabras para formar frases y oraciones. En el plano fonemático se analizan los sonidos; en el morfematico se describen las combinaciones de sonidos en unidades con significado (los morfemas y sus combinaciones para formar palabras), y en el sintagmático el enfoque se centra en las combinaciones de palabras. Para los generativistas, el lenguaje es un conocimiento inherente a los seres humanos que les permite adquirir una competencia lingüística; asimismo, estudian la capacidad y el proceso de adquisición de una lengua.
1.1. Comunicación humana y comunicación animal.
Si entendemos el lenguaje como un medio de expresión y de comunicación, hay que incluir el estudio de los sonidos y los gestos. Como es evidente los animales emiten sonidos y producen gestos, la pregunta es inmediata: ¿poseen un lenguaje como los seres humanos? Está claro que muchas especies animales se comunican entre sí. Sin embargo, la comunicación humana difiere de la animal en siete aspectos que los lingüistas han formulado: 1) posee dos sistemas gramaticales independientes, aunque interrelacionados (el oral y el gestual); 2) siempre comunica cosas nuevas; 3) distingue entre el contenido y la forma que toma el contenido; 4) lo que se habla es intercambiable con lo que se escucha; 5) se emplea con fines especiales (detrás de lo que se comunica hay una intención); 6) lo que se comunica puede referirse tanto al pasado como al futuro, y 7) los niños aprenden el lenguaje de los adultos, es decir, se transmite de generación en generación.
Sin embargo, recientes investigaciones sobre los primates han demostrado que muchas de estas características no son exclusivas de los seres humanos. No obstante, se puede afirmar con cierta seguridad que el lenguaje humano posee características especiales. Los seres humanos relacionan una serie limitada de unidades gramaticales y de signos separados para formar un conjunto infinito de oraciones que bien pudieran no haber sido oídas, emitidas, leídas, escritas o pensadas con anterioridad. Los niños que todavía no han estudiado la gramática de su lengua establecen sus propias reglas empleando su capacidad lingüística, así como los estímulos que reciben de la comunidad lingüística en la que han nacido.
1.2. Fundamentos del Lenguaje.
Para que exista el lenguaje se requieren ciertos factores: de índole fisiológico (el organismo tiene que ser capaz de emitir sonidos); de índole gramatical (el discurso tiene que poseer una estructura), y de índole semántico (es imprescindible que la mente pueda entender lo que se habla).
1.2.1. Fisiología.
Aunque muchos de los órganos humanos de las fonaciones tienen otras funciones (como la de comer), están perfectamente dispuestos para el habla, por lo que el lenguaje humano aparece como el mejor sistema de comunicación entre los seres vivos. En el acto de hablar, una corriente de aire sale de los pulmones y se ve modificada por la vibración o no de las cuerdas vocales (después de pasar por la laringe), por el movimiento de la lengua, el paladar y los labios. Las personas que sufren trastornos fisiológicos en el habla, como los sordos, cambian su sistema de comunicación, por ejemplo, por medio de signos visuales.
1.2.2. Gramática.
Cualquier lengua humana tiene una estructura gramatical en la que las unidades fónicas (señalizadoras) se combinan para producir un significado. Las unidades mínimas portadoras de significado son los morfemas. Un morfema puede ser una palabra, pero también un prefijo o un sufijo. Por ejemplo, en la palabra coexistir hay dos morfemas co y existir. Las palabras y los morfemas se clasifican según el papel que tengan en la oración. Las clases de morfemas se corresponden con las categorías léxicas (como nombres y verbos) pero también con prefijos, sufijos y otros elementos. Los distintos tipos de palabras forman sintagmas que a su vez se combinan para formar unidades mayores, como oraciones y párrafos.
1.2.3. Semántica.
Por último, en el lenguaje humano es imprescindible que el hablante relacione unos sonidos con un significado y que a su vez ese significado sea percibido y comprendido por las demás personas que comparten la misma lengua. En este proceso de comunicación, la gramática adopta el papel de mecanismo que enlaza el pensamiento y las ideas con la lengua que las transmite. Cada oración o emisión portadora de significado posee una estructura profunda y una de superficie. En la de superficie se encuentran las palabras y los elementos de la oración tal y como se dicen e interpretan. En la profunda, las palabras y los elementos de la oración se estructuran gramaticalmente. En este nivel, la estructura de la oración es ambigua. Existe la posibilidad de que dos estructuras de superficie tengan el mismo significado (Juan parece estar contento y Parece que Juan está contento). Asimismo, una estructura de superficie puede tener dos significados (Comer carne puede ser peligroso puede significar que para alguien el comer carne sea peligroso y que siempre que se coma carne exista peligro). Las dos interpretaciones de esta oración surgen porque una sola estructura de superficie es el resultado de dos estructuras profundas. Sin embargo, en el caso anterior las dos estructuras de superficie corresponden a una sola estructura profunda.
La comunicación humana es un proceso único que combina la actividad del aparato fonador, la estructura gramatical y los significados denotados y comprendidos.
2. LA CULTURA Y EL LENGUAJE.
La cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social en un periodo determinado. El término ‘cultura’ engloba además modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.
2.1. Lenguaje, cultura y pensamiento.
Desde esta perspectiva podemos ver que lenguaje, pensamiento y cultura están interrelacionados. Algunos piensen que lo más correcto sería que, los cambios en las culturas fuesen los que generarán cambios en el pensamiento y en el lenguaje, y no a la inversa, pero debemos considerar estos tres elementos como componentes esenciales de un mismo sistema, de tal forma que si los cambios culturales generan cambios en el pensamiento y en el lenguaje de un determinado grupo social, las transformaciones en la lengua generan transformaciones en las culturas y determina la forma de pensar de un determinado grupo social. Veamos un ejemplo para aclarar esta relación. El español divide los tiempos gramaticales en pasado presente y futuro lo que no sucede con el Hopi una lengua nativa norteamericana que a pesar de tener una forma de diferenciar los sucesos vividos (pasados y presentes) de los sucesos no vividos (futuros, ficticios y sueños) no establece una clara distinción temporal de los sucesos como si lo hace el español, por lo tanto, nos encontraremos con que la concepción temporal de los hispanos y de los habitantes de Hopi es diferente. De este modo podemos establecer que el lenguaje genera diferencias en el pensamiento y en la cultura de pueblo determinado.
Por lo tanto, podemos decir que el origen y la evolución del lenguaje, la cultura y el pensamiento son hechos simultáneos, ya que, existe una relación esencial de dependencia entre estos y es imposible establecer cual tuvo lugar antes que el otro, pues su desarrollo es simultáneo e interdependiente.
La evolución de la lengua ha ido de la mano del hombre. Existen muchas investigaciones al respecto, pero, a la fecha, no se sabe con exactitud cuándo, dónde y cómo nació. En sí, el lenguaje es la facultad humana para comunicarnos con nuestros semejantes, valiéndonos de un sistema formado por signos lingüísticos y sus relaciones intrínsecas.
Bajo la óptica antropológica y etnológica, el lenguaje articulado constituye una de las manifestaciones características que separan al hombre de los seres irracionales. Los animales se expresan y comunican instintivamente; están dotados de la vista, oído, tacto, olfato y gusto, pero la gran diferencia con el hombre es que no hablan y no tienen consciencia. Tampoco son capaces de planificar sus acciones, ya que su conducta está determinada por sus reflejos e instintos.
2.2. Las primeras Lenguas.
Las primeras señales articuladas registradas del lenguaje se ubican en los grupos de pitecántropos, que habitaron las tierras de Asia y África 600 mil años antes de Cristo. Luego llegaron los homínidos, cuya capacidad intelectual, superior a la del Homo erectus, les permitió descubrir el fuego e idear códigos lingüísticos para comunicar sus pensamientos y acciones.
En el 35.000 a.C., ya en la era paleolítica, el hombre Neandertal y el CroMagnon dieron señales de tener un sistema de comunicación más complejo. Este periodo lo conciben los científicos como uno de los momentos cumbre de la evolución del lenguaje.
Tras la gesticulación con gritos del Homo Sapiens, la descripción oral de los objetos se desarrolló poco a poco, y nació con ello las primeras lenguas y desplazó así a la era primitiva.
Las actividades que realizaban (caza y agricultura) dieron la pauta para que aquellos hombres vivieran en familias y se comunicaran entre si mediante el dialecto particular de su comuna. De esta manera, el lenguaje comenzó a unir grupos y se formaron tribus para dar paso a poblados mayores, que contaban con un sistema propio (sus códigos de lenguaje eran los mismos), aunque diferente al de otros grupos sociales.
Las agrupaciones se desplazaron a diversas tierras para su supervivencia. La comunicación con otros grupos sociales era escasa, por lo que no usaron el mismo lenguaje. Esto supone que desde el principio hubo muchas variedades de lenguas.
2.3. El gran debate.
Durante años el origen del lenguaje ha sido tema de investigación, lo cual generó varias hipótesis. La psicofísica, que responde a las sensaciones visuales-auditivas, y otra versión que refiere a la formación natural del lenguaje, misma que parte de la evolución progresiva impuesta por el entorno social y motivada por las necesidades del ser humano. También se alude a la onomatopeya, a la observación del lenguaje infantil, a la investigación de los sentidos y las expresiones, etcétera.
Los más destacados lingüistas han concluido que encontrar el origen de la lengua resulta imposible, tanto como hallar el “eslabón perdido” del hombre. En lo que han tenido certeza y coincidencia es en la clasificación de las raíces de las lenguas primitivas y sus derivadas. Piensan que la marcha del lenguaje ha sido paralela a la evolución del hombre, desde la más remota antigüedad.
En los estudios del lenguaje existe la controversia entre si es empírico o innato. La primera idea refiere a que el hombre, en su niñez, aprende a hablar porque imita a los adultos, especialmente a la madre. Según los empiristas, los infantes ensayan a hablar su idioma de igual manera que otras habilidades físicas y mentales. Esta misma tesis sostiene a que los menores se forman un idioma por la influencia de factores externos o adquiridos.
Por el contrario, el innatismo sostiene que la capacidad de ver, oír, pensar y hablar son actos innatos o genéticos. Los estudiosos de esta teoría indican que gran parte del desarrollo lingüístico del individuo está determinado por factores de maduración interna, y no por las simples influencias o experiencias del entorno social. Para los innatistas, el desarrollo del lenguaje en el individuo no se puede explicar desde la psicología del aprendizaje, sino desde la perspectiva biológica; más aún, si se considera el proceso lingüístico que se genera en el cerebro humano.
2.4. Genética Vs. Aprendizaje.
Para el lingüista Noam Chomsky, padre de la Gramática Generativa, el lenguaje funciona de manera automática, conformando los procesos de asociación antes de pensar. El académico estadounidense plantea la teoría de que el niño tiene una programación genética para el aprendizaje de su lengua materna, desde el instante en que las normas para las declinaciones de las palabras y la construcción sintáctica de las mismas están ya programadas genéticamente en el cerebro.
Lo único que hace falta es aprender a adaptar esos mecanismos gramaticales al léxico y la sintaxis del idioma materno que, en el fondo, es una variante de una gramática común para todas las lenguas, sin que esto quiera decir que exista o haya existido una ‘lengua madre universal’ de la cual derivan todos los idiomas hasta hoy conocidos.
Según la teoría de Alexander von Humboldt, el lenguaje es concebido como un instrumento del pensamiento más que como sistema de comunicación, primero como herramienta cognitiva (intelectual), y luego como sistema de transmisión de información.
El concepto de “articulación” es esencial para comprender la concepción de Humboldt sobre las relaciones entre lenguaje y pensamiento. Se aplica en dos niveles: el fónico y el mental.
Si el dualismo fue catalogado de error, el conductismo fue considerado irracional. El concepto de que el lenguaje sea algo adquirido del entorno social contrasta con la teoría defendida por los innatistas, según la cual el lenguaje es un producto interior de la mente/cerebro del hablante, independiente de las experiencias y los conocimientos adquiridos del entorno social.
2.5. “Pienso, luego hablo...”
Una idea más sobre el lenguaje es la teoría “reguladora”. Esta explica que la acción concreta y el pensamiento derivado dependen de la capacidad lingüística de la persona.
El connotado psicólogo suizo Jean Piaget refiere que el lenguaje es, en gran medida, el producto del desarrollo de la acción concreta y el pensamiento abstracto, ya que tanto la palabra como la idea son imágenes observadas y no a la inversa. La tesis de que “el lenguaje está antes que el pensamiento” plantea que el idioma influye o determina la capacidad mental (pensamiento).
La teoría de “el pensamiento está antes que el lenguaje” sostiene que la capacidad de pensar influye en el idioma. No en vano pensamiento, así como la consciencia del individuo es primordialmente lingüística, debido al significado que tiene el lenguaje o esta actividad en la realización de las funciones psíquicas superiores del hombre. Asimismo, “el lenguaje está particularmente ligado al pensamiento”.
2.6. Las lenguas muertas.
El académico francés Claude Hagege explica en su libro No a la muerte de las lenguas (Paidós, 2000), que las lenguas no solo nos permiten hablar o escribir para sobrevivir más allá de nuestro aniquilamiento físico, sino que también contienen toda nuestra historia. Refiere que todo filólogo (o todo curioso de las lenguas) sabe que en ellas se depositan tesoros que cuentan la evolución de las sociedades y las aventuras de los individuos.
Las expresiones idiomáticas y palabras compuestas tienen un pasado que representa a unos personajes vivos. En realidad, la historia de las palabras refleja la de las ideas. Si las sociedades no mueren, no es solamente porque tengan historiadores, analistas o narradores, sino también porque tienen lenguas.
Para sobrevivir y pasar a la próxima generación, las lenguas necesitan por lo menos 100 mil hablantes. Según la UNESCO, se estima que en la actualidad hay 6.800 lenguas en el planeta y que la mitad de ellas son habladas por comunidades menores a 2.500 personas. De 6.800 lenguas, solo 25 pueden considerarse importantes por su extensión y por su producción escrita.
Aunque varían en matices, las proyecciones dan a entender que la extinción de ciertas lenguas, para finales del presente siglo, podría alcanzar niveles de catástrofe. Según el Worldwatch Institute, entre 50 y 90% de las lenguas del mundo podría desaparecer. Otras estimaciones, como la del informe que presentó el lingüista Peter Ladefoged a la American Association for the Advancement of Science, sitúa el porcentaje en 40% para la misma fecha.
Con cada lengua, desaparece una cultura. Para algunos, esta extinción es semejante, de algún modo, a las de especies.
En la actualidad, 250 lenguas son habladas en todo el mundo por alrededor de un millón de personas, mientras que 3.400 son utilizadas por poco más de dos mil individuos. Estas últimas ni siquiera llegaran a la próxima generación.
Cada mes se extinguen dos lenguas en el mundo, lo que significa que a fines de este siglo habrán desaparecido unas 3.400 de las más de 6.000 existentes hoy en día, según informó la organización estadounidense Worldwatch Institute. Un ejemplo de los idiomas que han desaparecido son el udihe, de Siberia; el eyak, de Alaska, y el arikapu, de la selva amazónica. Actualmente, alrededor de cien personas habla udihe y solo seis practican el arikapu.
Otros dos ejemplos son los siguientes: en 1992 murió un campesino turco, el único que hablaba el ubij, una lengua del Caucase que poseía el récord mundial de consonantes (tenia 81); y en 1974 falleció la última persona que hablaba manx, en la zona del mar de Irlanda.
EL ÁRBOL DE LAS LENGUAS
Según los antropólogos, la aparición del lenguaje verbal es reciente y podría haber ocurrido hace 600.000 años. Según los lingüistas, quienes analizan las diferencias entre los idiomas, hace tan solo unos 100.000 años, el primer grupo de Homo sapiens empezó a comunicarse con palabras y la lecto-escritura se inventó hace menos de 10.000 años.
El término “protoindoeuropeo” es un sustantivo que se refiere a una lengua hablada hace 6.000 años, no hay testimonios de la lengua, pero se ha reconstruido hasta cierto punto. El término “indoeuropeo” es un adjetivo que describe las lenguas y culturas transmitidas por los descendientes de los antiguos hablantes del protoindoeuropeo.
2.7. Clasificación genética o por grupos de familias.
Para saber si existe una relación entre dos lenguas hay que estudiar su genealogía y clasificarlas desde el punto de vista genético. Esta clasificación, a diferencia de la tipológica, supone la comparación de los sistemas fonéticos y de las unidades de significación para demostrar su grado de parentesco. Del mismo modo que los parecidos familiares entre las personas muestran su raíz genética, entre las lenguas emparentadas existen parecidos, aunque se trate de lenguas muertas.
Los miembros de una familia lingüística poseen una conexión histórica y descienden de un antepasado lingüístico común. Los árboles genealógicos muestran las relaciones entre las lenguas; la lengua troncal más antigua se encuentra en la cúspide del árbol y las ramificaciones subsiguientes muestran el grado de alejamiento o proximidad entre los miembros de la familia. Las lenguas emparentadas lo están en sus elementos gramaticales y en el léxico, y exhiben correspondencias regulares entre los sistemas fonético y semántico.
2.7.1. Familias europeas y asiáticas.
La más conocida es la familia de las lenguas indoeuropeas en la que están incluidas la mayoría de las lenguas europeas, las del norte de la India y de otras regiones intermedias. Consta de las siguientes subfamilias: itálica, germánica, celta, griega, báltica, eslava, armenia, albanesa, indoirania y las extinguidas hitita y tocaría. Hay otras subdivisiones en cada una de las subfamilias. El español, por ejemplo, pertenece a la rama de las lenguas románicas, que están incluidas en la subfamilia itálica dentro de la gran familia indoeuropea. El grado de parentesco que existe entre el español y otras lenguas de la misma familia, como el inglés, el griego y el sánscrito, es cada vez más remoto.
2.7.2. Lenguas del Pacífico y africanas.
En el Pacífico existen tres grandes grupos: el primero comprende a la familia malayo-polinesia, cuya rama occidental está formada por la indonesia y la oriental por la oceánica; el segundo grupo lo configuran las lenguas papúes, las de Nueva Guinea, con numerosas lenguas aisladas y otras agrupaciones (puede que exista algún tipo de conexión todavía no encontrada); el tercer grupo lo constituyen las lenguas indígenas de Australia. Aun cabría hablar de un cuarto tipo, el referido a la lengua tasmana, hoy desaparecida.
2.7.3 Lenguas aborígenes americanas.
La clasificación de estas lenguas ha dado como resultado la identificación de unas 150 familias, según criterios muy estrictos. Desde otras escuelas se han agrupado en torno a una docena de conjuntos que se han denominado superestirpes, aunque los últimos estudios han echado abajo tales clasificaciones. En la costa del Ártico y en Groenlandia los inuit hablan las lenguas aleutianas-esquimales; las esquimales se subdividen en la inupik y la yupik. En la zona subártica del Canadá se encuentran las lenguas Athabasca y algonquino. En Estados Unidos se hablaba algonquino al este del río Mississippi, que convivía con el iroqués y el Muskogee. En las Grandes Llanuras se habla una familia de lenguas que recibe ese nombre, cuyo principal idioma es el sioux, pero también se hablan lenguas de la rama occidental del algonquino y las caddo. Las shoshone (de la familia yutoazteca) se hablan en la Gran Cuenca, y más al norte se localiza la familia sahapta. En la Costa Noroccidental se hallan las familias salish y wakashan, las lenguas tlingit y la haida, que es una lengua aislada. Por toda la región cultural del Suroeste se encuentra el apache, rama del athabasco, y junto a él grupo yuma y otra rama de las lenguas yuto-aztecas. En California se han encontrado muchas lenguas que constituyen pequeñas agrupaciones, cuyas relaciones no parecen claras.
La familia yuto-azteca está muy difundida en México y en Centroamérica; su representante más importante es el náhuatl. También se reconocen las lenguas de la gran agrupación otomanque (mixteca, otomí y zapoteca, entre otras) así como las familias mix-zoque, totonaca o totonaco y tequistlateca. La familia maya, con varios millones de hablantes, comprende unas 24 lenguas.
Según el criterio que se aplique para clasificar las lenguas de América del Sur, cabe cifrar la existencia de unas 90 familias que no incluyen todas las lenguas existentes en el subcontinente. El quechua, el aimara, el tupi-guaraní y el mapuche son las lenguas más habladas. En el norte de Sudamérica, así como en el sur de Panamá, se encuentran las lenguas del grupo chibcha (con el guaimí, el paez y el warao), pero la familia que tuvo mayor difusión la constituye la arawaca (con el isleño, el guajiro y el campa). En el conjunto ge se pueden incluir numerosas lenguas que se hablan en Brasil.
2.8. La Lengua Española.
Lengua española, lengua románica, derivada del latín, que pertenece a la subfamilia itálica dentro del conjunto indoeuropeo; es la lengua oficial de España y de las naciones de Sudamérica y Centroamérica —excepto Brasil, las Guayanas y Belice—, y, en el Caribe, de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana; cuenta con unos cuatrocientos millones de hablantes, entre los que se incluyen los hispanos que viven en Estados Unidos y algunos cientos de miles de filipinos, así como los grupos nacionales saharauis y los habitantes de Guinea Ecuatorial en la costa occidental africana.
Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación de la lengua; el término español es relativamente reciente y no es admitido por muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que español incluye los términos valencianos, gallego, catalán y vasco, lenguas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas. Son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua: castellano entendido como ‘lengua de Castilla’.
En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominación y no plantean dificultad especial a la hora de entender como sinónimos los términos castellano y español. En los primeros documentos tras la fundación de la Real Academia Española, sus miembros emplearon por acuerdo la denominación de lengua española. Quien mejor ha estudiado esta espinosa cuestión ha sido Amado Alonso en un libro titulado Castellano, español, idioma nacional. Historia espiritual de tres nombres (1943). Volver a llamar a esta lengua castellano representa una vuelta a los orígenes y quien sabe si no sería dar satisfacción a los autores hispanoamericanos que tanto esfuerzo y estudio le dedicaron, como Andrés Bello, Rufino José Cuervo o la argentina Mabel Manacorda de Rossetti.
Renunciar al término español plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha estado para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los españoles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños a calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameña, por citar algunos ejemplos. Lo cual podría significar el primer paso para la fragmentación de una lengua, que, por número de hablantes, ocupa el tercer lugar entre las lenguas del mundo. En España se hablan además el catalán y el gallego, lenguas de tronco románico, y el vasco, de origen desconocido.
Real Academia Española.
Fachada de la Real Academia Española, en la madrileña calle Felipe IV. El edificio que le sirve de sede fue proyectado para dicho fin por el arquitecto Miguel Aguado de la Sierra y resulto inaugurado como tal el día 1 de abril de 1894. Hasta entonces, esta institución, fundada en 1713, había tenido sus dependencias en distintos lugares.
GUÍA PEDAGÓGICA
1. Tema: El Lenguaje y la Cultura.
2. Objetivos: Con el estudio de esta guía el Adulto alcanzara los siguientes objetivos específicos:
* Identificar las principales características del lenguaje como instrumento de la expresión y el pensamiento humano.
* Conocer las diferentes teorías sobre el origen del lenguaje y el pensamiento, como elementos distintivos y constitutivos de la cultura.
* Identificar las principales grupos y familias de lenguas según su origen.
3. Palabras Claves:
Academia, Ambigua, Analista, Articulación, Bilingües, Castellano, Códigos, Cognición, Comunicación, Conductismo, Conexión, Consciente, Critica, Cultura, Declinaciones, Derivar, Dialéctica, Dialecto, Distintivos, Dualismo, Emitir, Empírico, Enseñanza, Escrito, Escuela, Estímulos, Estructura, Estructuralismo, Etnología, Filología, Fisiología, Fonación, Fonema, Fonéticos, Fónico, Genealogía, Generativista, Genero, Genético, Gesticulación, Gestual, Gramática, Hipótesis, Hispanoamericanos, Hispanos, Idioma, Idiomática, Infinito, Información, Inherente, Innato, Instintivo, Interdependiente, Interrelación, Intrínseco, Irracional, Itálica, Jerárquica, Laringe, latín, Léxico, Lexicografía, Lingüística, Literaria, Literatura, Mental, Morfema, Narrador, Onomatopeya, Oral, Paralela, Parentesco, Pauta, Pensamiento, Pitecántropos, Planificar, Prefijo, Primates, Rasgos, Real, Reflejos,
Regular, Románica, Semántica, Semejantes, Significado, Signo, Simultaneo, Sintáctica, Sintagma, Sintaxis, Sufijo, Supervivencia, Tesis, Tolerancia, Topología, Traducción, Tribus, UNESCO.
4. Tabla de Contenido: El texto aborda dos temas principales organizados de la siguiente manera:
1. El Lenguaje.
1.1 Comunicación Humana y Comunicación Animal.
1.2 Fundamentos del Lenguaje.
1.2.1. Fisiología.
1.2.2. Gramática.
1.2.3. Semántica.
2. La Cultura y el Lenguaje
2.1. Lenguaje, Cultura y Pensamiento.
2.2. Las Primeras Lenguas.
2.3. El Gran Debate.
2.4. Genética Vs. Aprendizaje.
2.5. “Pienso, luego Hablo”.
2.6. Las Lenguas Muertas.
2.7. Clasificación Genética o por Grupos de Familias.
2.7.1. Familias Europeas y Asiáticas.
2.7.2. Lenguas del Pacífico y Africanas.
2.7.3. Lenguas Aborígenes Americanas.
2.8. La lengua española.
5. Tiempo Estimado: El desarrollo de la guía está programado para ser estudiado en una semana, con dedicación de una hora y media (1 1/2 horas) diariamente.
6. Grado de Articulación: Esta Guía tiene como prerrequisito obligatorio a la Guía Numero 2 – La Lengua como Sistema de Comunicación.
7. Área del Conocimiento: Esta guía es general y de carácter introductorio, corresponde al estudio del área de Lengua Española.