Una palabra en gramática tradicional, es cada uno de los segmentos limitados por pausas o espacios en la cadena hablada o escrita que puede aparecer libremente en cualquier posición y que está dotada de una función. Lingüísticamente, el concepto de palabra es mucho más problemático de lo que la definición anterior sugiere. Determinar qué constituye fonéticamente o morfosintácticamente una palabra es un problema abierto, así por ejemplo junto a los morfemas ligados y las palabras léxicas existen los críticos cuyo estatus de palabra es discutido. La rama de la lingüística que estudia la composición y estructura interna de las palabras es la morfología.
Dificultades en la definición de palabra.
Hay determinadas palabras que no encajan en la definición anterior, como arcoiris, so pena de, dáselo, etc. Por lo tanto, se requiere estudiar la palabra desde distintos enfoques:
- Criterio fonológico: Segmento limitado por junturas o pausas.
- Criterio formal: Mínima forma libre, caracterizada por la posibilidad de aparecer libremente en cualquier posición de la cadena hablada.
- Criterio funcional: Unidad dotada de una función, aunque hay unidades mayores y menores que la palabra.
- Criterio semántico: Asociación de un sentido dado y un conjunto de sonidos dado dentro de una función gramatical.
1.1. Clases de palabras.
Las palabras pueden dividirse, según criterios morfosintácticos (categoría sintáctica, tipo de flexión), fonológicos (acentuación, número de sílabas) o funcionales.
Según su categoría sintáctica:
Las que pertenecen a la categoría léxica:
- Adjetivo.
- Adverbio.
- Sustantivo o nombre.
- Verbo.
- Preposición.
Y las que pertenecen a la categoría funcional:
- Determinante.
- Conjunción.
- Subjunción.
Según su acentuación.
Las palabras agudas son aquellas en la que recae el acento en la última sílaba de la palabra. Por ejemplo: salchichón.
Las palabras llanas son aquellas en las que el acento recae en la penúltima sílaba. Por ejemplo: camilla.
Las palabras esdrújulas son aquellas en las que recae el acento en la antepenúltima sílaba. Por ejemplo: esdrújula.
2. CLASIFICACIÓN SINTÁCTICA DE LAS PALABRAS.
2.1. El Adjetivo.
El adjetivo es una clase de palabra que funciona ordinariamente como adyacente del nombre sustantivo, esto es, como complemento nominal adjunto que se sitúa delante o después del sustantivo a que se refiere, con el cual concierta en español en género y número.
Por significado, señala una cualidad atribuida a un sustantivo, bien abstracta (perceptible por la mente, como en “libro difícil”), bien concreta (perceptible por los sentidos, como en “libro azul”).
2.1.1. Morfología.
En cuanto a su morfología, el adjetivo posee en español accidente de género o de número para concordar con el sustantivo del cual es adyacente. Existen adjetivos de una terminación (fuerte, falaz, hábil, débil...) que no experimentan variación de género, aunque sí de número, y de dos terminaciones (bueno/buena, malo/mala, etc...).
Dentro de los adjetivos de una terminación, el caso más común es el de los adjetivos finalizados en e como grande, fuerte, triste, insomne, alegre, inmutable, etc. También existen adjetivos que terminan en l (débil, fácil, sutil, fútil, personal); en r (peor, mejor, ulterior, particular); en z (sagaz, veloz, atroz); pocos en n (común, ruin). Por último también existen adjetivos terminados en i (sefardí).
2.1.2. Apócope.
En posición antepuesta a un sustantivo algunos adjetivos se apocopan, es decir, pierden algunos de sus elementos finales: grande/gran, santo/san, bueno/buen, primero/primer, tercero/tercer, santo/san, ciento/cien, etc. Algunos adjetivos como tercero, grande o ciento también son usados sin su forma apocopada antes de un sustantivo, aunque generalmente el apócope es el uso más común. (“Más vale pájaro en mano que ciento volando”).
2.1.3. Superlativo.
Admite, además, afijos y morfemas de grado superlativo (los sufijos -ísimo, -érrimo). Es determinado asimismo por adverbios cuantificadores que le confieren los otros grados, el comparativo de igualdad (tan), de superioridad (más) y de inferioridad (menos), así como el grado superlativo analítico (muy, harto bueno). Lo sustantivan o transforman en sustantivo el artículo neutro lo (“lo bueno”) y el masculino el y, además, la supresión del sustantivo en una lexía habitual: el barco velero = el velero, la j = la letra j, etc.
2.1.4. Sintaxis.
En cuanto a su sintaxis, el adjetivo desempeña habitualmente cinco funciones diferentes:
1. Adyacente de un sustantivo (“buen libro grande).
2. Atributo de un sustantivo a través de un verbo copulativo (“Pedro es, está o parece sano”).
3. Complemento predicativo (“la mujer llegó cansada”).
4. Núcleo de un sintagma adjetivo. “Muy próximo al barrio”
5. Núcleo de un sintagma preposicional. “Lo acusaron por tonto”.
5. Núcleo de un sintagma preposicional. “Lo acusaron por tonto”.
El adjetivo en español es también tónico y por tanto una de sus sílabas se pronuncia con mayor intensidad que las otras.
Se distingue entre: Adjetivos adjuntos cuando van unidos asindéticamente al nombre: noche oscura u oscura noche. Adjetivos atributivos, ligados al nombre mediante un verbo copulativo (ser o estar): la noche era oscura. Adjetivos en función de complemento predicativo cuando entre el adjetivo y el sustantivo hay un verbo no copulativo (aquí entra parecer, pues no es un verbo copulativo puro): La casa parece verde, el niño llegó feliz. Y adjetivos en función de aposición, cuando va unido al sustantivo con un elemento suprasegmental: la casa, verde.
Se distingue también entre adjetivos explicativos y adjetivos especificativos. El adjetivo explicativo o epíteto expresa una cualidad abstracta o concreta que el sustantivo ya informa, subrayando dicha cualidad; por ejemplo: “Dulce azúcar”, “manso cordero”, “fiero león”. El adjetivo especificativo, por su parte, añade una información que el sustantivo por sí sólo no comunica: “Azúcar moreno”, “cordero enfermo”, “león distraído”. También pueden distinguirse los adjetivos calificativos, que se limitan a señalar una cualidad, y los adjetivos determinativos, generalmente llamados determinantes, que actualizan, presentan, cuantifican (miden) o preguntan por el sustantivo núcleo del sintagma nominal, generalmente, aunque no siempre, situándose en posición anterior a éstos. Existen tres clases de determinantes, los actualizadores, los cuantificadores y la de los interrogativos.
Los determinantes actualizadores presentan al sustantivo núcleo del sintagma nominal, esto es, lo transforman de desconocido en conocido, lo ubican en el espacio y en el tiempo. Los determinantes cuantificadores, por el contrario, miden al sustantivo núcleo del sintagma nominal. Los determinantes interrogativos o interrogadores preguntan por el sustantivo núcleo del sintagma nominal.
Los actualizadores son cuatro; el predeterminante todo-a-s, que puede preceder a los demás determinantes y delimita la integridad del sustantivo núcleo del sintagma nominal; el artículo, que presenta al sustantivo en un espacio y un tiempo concreto (el, la, lo, los, las); el posesivo, que señala la pertenencia del sustantivo a un elemento de la situación o contexto (mi, tu, su, nuestro, vuestro, su y sus femeninos y plurales) y el demostrativo, que sitúa al sustantivo en un lugar más o menos próximo o lejano (este, ese, aquel y sus femeninos y plurales)
Los cuantificadores se agrupan en dos grandes clases, los numerales, que miden de forma precisa el sustantivo núcleo del sintagma nominal, y los extensivos o indefinidos, que lo miden o evalúan de forma imprecisa.
Los numerales pueden ser cardinales (correspondientes a la serie de los números reales: un, dos, tres, cuatro...; ordinales (que señalan precedencia o seguimiento en una lista: primer, segundo, tercer, cuarto...); multiplicativos (que multiplican el número del núcleo del sintagma nominal: doble, triple, cuádruple, quintuple, sextuple, septuple, nónuple, décuple, undécuple...), divisores o partitivos, que dividen el núcleo del sintagma nominal (medio) y distributivos, que reparten el núcleo del sintagma nominal (ambos, sendos).
Los extensivos cuantifican de forma imprecisa el núcleo del sintagma nominal: algún, cierto, otro, mucho, poco, bastante, etc...
Los interrogativos preguntan por el núcleo del sintagma nominal: qué, cuál libro
Adjetivo sustantivado o absoluto: es el que desempeña en la frase la función de sustantivo mediante metábasis de Adjetivación.
2.1.5. Posición.
Un adjetivo puede ir tanto delante como detrás del núcleo al cual se refiere. Existen 4 criterios para la posición de éste: criterio lógico, criterio psicológico, criterio rítmico y un criterio distribucional.
- Criterio lógico: Si el adjetivo es especificativo se coloca después del núcleo. Ej. tiza blanca Si el adjetivo es explicativo se coloca antes del núcleo. Ej. Mal estado.
- Criterio psicológico: El adjetivo irá antes del núcleo si es subjetivo, es decir, el adjetivo es opinión del emisor. Ej. Buena jugada.
- Criterio rítmico: Si el adjetivo tiene una longitud superior al núcleo, se escribe después de éste. Ej. chico asustadizo o también la casa deshabitada.
- Criterio distribucional: Si el adjetivo tiene escaso contenido informativo se escribe antes que el núcleo. Ej. buen golpe. Si el adjetivo tiene mayor grado de información se pospone. Ej. Calor solar y no solar calor.
- Criterio significativo: El significado cambia si el adjetivo cambia su posición. Ej: pobre hombre y hombre pobre no significa lo mismo.
2.2. El Adverbio.
En la morfología del español suelen ser invariables o con una variabilidad muy pequeña (algunos admiten sufijos: cerquita, lejísimo, lejitos). Suele añadir información circunstancial al verbo, y algunos incluso a toda la oración, ya sea de tiempo, de modo, de lugar, de duda, de afirmación, de negación... En esos casos se considera que funciona como modificador a nivel de sintagma verbal (“lo hice fácilmente”) o nivel causal (“sinceramente,…”), por lo que algunos adverbios pueden funcionar como marcadores del discurso. Las funciones sintácticas del adverbio son, aparte de la de núcleo de sintagma adverbial, las de complemento circunstancial del verbo, las de cuantificador, grado o complemento del adjetivo (“muy bueno”, “recién hecho”) y las de cuantificador de otro adverbio (“bastante cerca”). Algunos adverbios pueden funcionar como predicados dirigidos hacia un sujeto y junto a una cópula verbal (“está divinamente”).
El adverbio de modo puede formarse mediante la colocación del sufijo “-mente” al final de algunos adjetivos. Por ejemplo: rápido (adjetivo) >> rápidamente (adverbio). También pueden formarse compuestos parasintéticos adverbiales agregando el prefijo a- y el sufijo as: A gatas, a escondidas, a ciegas... Algunos sintagmas preposicionales asimismo han sido lexicalizados como adverbios: a posta > aposta, a penas > apenas, etc...
Ambos, tanto el adverbio como el adjetivo pueden ser precedidos por cuantificadores como: “muy” + adv //adj = “muy rápido” // “muy rápidamente”
2.1.1. Tipos de adverbios.
Adverbios de tiempo: ahora, ayer, anteayer, hoy, mañana, antes, anoche, aún, cuando, después, entonces, jamás, luego, mientras, nunca, primero, siempre, tarde, todavía, ya, recién.
Adverbios de lugar: aquí, allí, allá, acá, fuera, abajo, delante, adelante, alrededor, arriba, atrás, cerca, debajo, donde, encima, enfrente, fuera, lejos.
Adverbios de cantidad: algo, nada, apenas, bastante, casi, cuanto, demasiado, más, menos, mucho, poco, todo, sólo, mitad, tan, tanto, mucho
Adverbios de modo: así, bien, mal, casi, como, despacio, rápido, lento, deprisa, mejor, excelente
Adverbios de afirmación: sí, claro, exacto, efectivamente, ciertamente, seguramente, justo, ya.
Adverbios de negación: no, nunca, tampoco, jamás.
Adverbios de duda: quizás, probablemente, tal vez, a lo mejor, acaso.
Adverbios de pregunta: qué, porqué, acaso.
2.3. El Sustantivo.
En la Gramática del español, el nombre o sustantivo. La gramática tradicional distinguía entre nombre sustantivo y nombre adjetivo; el primero nombraba realidades independientes o sustancias y el segundo realidades dependientes, cualidades o accidentes de esas sustancias. En la actualidad se considera que son dos tipos diferentes de clases de palabras, correspondientes al sustantivo o nombre y el adjetivo.
El sustantivo puede recibir y de hecho recibe una caracterización en cuatro planos: sintáctico, morfológico, semántico y fónico, según se recurra respectivamente a su definición funcional, su estructura interior, su significado o su sonido.
Sintácticamente se lo caracteriza por tener como función privativa ser núcleo (palabra con mayor jerarquía) del sujeto. Es núcleo de sintagmas a los que les confiere el rango de sintagma nominal y es susceptible de recibir determinante. Desde el punto de vista morfológico, está formado por uno o más monemas, por lo general un lexema más morfemas constituyentes de género y número, y morfemas derivativos o afijos no constituyentes. En cuanto a su forma sensible, es palabra tónica y carga con acento de intensidad, que se desplaza al sufijo cuando lo lleva. Desde un punto de vista meramente didáctico se lo define como el tipo de palabra que significa persona, animal o cosa concreta o abstracta, definición que no sirve para todos los sustantivos (“carrera”, “caminata”, “actuación”, “acción”, por caso). En español admite como acompañantes a artículos y otros determinantes y adjetivos que concuerden en género y número con ellos (adyacentes) y a sustantivos en aposición que pueden no concordar. También puede llevar complementos preposicionales, llamados genéricamente complementos del nombre.
Funciones del sustantivo en una oración bimembre de sujeto y predicado - Núcleo del sintagma nominal sujeto: La niña va a la escuela. - Término de una preposición: La falda de María tiene lunares. - Aposición o apósito, esto es, modificador de otro sustantivo en relación de aposición con él: Ese río, el Tajo; Madrid, la capital. - Atributo de un adjetivo: Me gusta el color verde mar. - Complemento (modificador sin preposición) del verbo El sustantivo puede ser: Objeto directo que es cosa: Me he comprado un coche nuevo.Complemento circunstancial: Los niños juegan al fútbol los sábados. Complemento predicativo: La asamblea eligió presidente a Pedro.
2.3.1. Sustantivación.
2.3.1. Sustantivación.
La sustantivación es el cambio de función de una palabra que no pertenece a la categoría de los sustantivos que pasa a desempeñar una de las funciones de los nombres. En la sustantivación tiene gran importancia añadir artículos a las categorías gramaticales para transformarlos en sustantivos. Por ejemplo:
- Un adjetivo sustantivado que hace función de sujeto: “Lo innovador parece atractivo”.
- Un adjetivo sustantivado que hace la función de objeto directo: “Quiero los verdes”.
- Un adverbio sustantivado que hace la función de sujeto: “El sí de las niñas”.
- Una proposición subordinada adjetiva sustantivada: “Le voy a entregar dulces a quienes tengan las manos limpias”. Otra oración es “todos mensos”.
2.3.2. Clasificación de los sustantivos.
Clasificación por género.
Según el género, en castellano, los sustantivos se clasifican en:
Sustantivos masculinos: El género masculino de un nombre se determina añadiendo el morfema de género –o. También anteponiendo un artículo masculino el, un. Los nombre geográficos, los días de la semana, los meses del año, los puntos cardinales y los números son masculinos. Hay algunas excepciones ya que palabras que acaban en –o son femeninas como la foto, la mano, la moto.
Sustantivos femeninos: En el español, los nombres de las cosas y de muchos animales han tomado género masculino o femenino debido a un proceso histórico caprichoso; no hay una razón lógica por la que libro tenga que ser una palabra masculina y estación una palabra femenina.
Las normas para distinguir o transformar el género de los sustantivos son:
- Si el nombre en masculino termina con -o, en femenino termina con el morfema de género a. Existen excepciones como el día, el mapa y muchas palabras de origen griego que terminan en -ma y -ta son masculinas, no femeninas como el clima, el cometa, el crucigrama, el drama, el fantasma, el idioma, el panorama, el planeta, el poema, el poeta, el problema, el programa, el sistema, el telegrama, el tema.
- Los sustantivos que en masculino no llevan el morfema de género o terminan en consonante, el femenino se forma añadiendo el morfema –a, por ejemplo: profesor - profesora, león – leona.
- Los sustantivos que terminan en -dad, -tad, -ie, -ión, -sis, -ez y –triz, como la verdad, la libertad, la calvicie, la infección, la tesis, la vejez, la actriz, son femeninos, con las excepciones de “el análisis, el énfasis, el juez”.
- Las letras del alfabeto son femeninas.
- Los números cardinales son masculinos
- Los sustantivos que terminan en -esa, -isa, -ina o –triz son femeninos, cuyos nombres masculinos no poseen morfema de género masculino. Por ejemplo de príncipe - princesa, poeta - poetisa, héroe - heroína, emperador – emperatriz, gallo – gallina, actor – actriz. Heterónimos. El masculino y el femenino son palabras distintas, por ejemplo hombre - mujer, toro - vaca, caballo - yegua, padre - madre, yerno - nuera.
- Sustantivos que tienen una forma invariable para el masculino y el femenino. El artículo y el modificador indican el género: el - la artista, el - la astronauta, el - la atleta, el - la ciclista, el - la guía, el - la estudiante, el - la intérprete, el - la modelo, el - la periodista, el - la testigo, el – la turista.
- Sustantivos que se refieren a profesiones tienen diferentes formas: el abogado/la abogada, el doctor/la doctora, el ingeniero/la ingeniera, el jefe/la jefa, el secretario/la secretaria, el traductor/la traductora. El grado de aceptación que tienen estas palabras entre los hablantes depende, muchas veces, de diferencias dialectales que son las diferencias de frecuencia de uso en determinadas regiones.
- Sustantivos que cambian de significado dependiendo del género, por ejemplo: el capital – la capital, el cometa - la cometa, el corte - la corte, el cura - la cura, el frente - la frente, el orden - la orden, el Papa - la papa.
- Sustantivos cuyo género es ambiguo: el azú-car - la azúcar, el mar - la mar, el calor – la calor, el margen - la margen. Se debe también, en muchos casos, a diferencias dialectales.
- Sustantivos de ambos sexos. Por norma general, cuando hay un solo elemento masculino, sin importar cuántos femeninos haya, el conjunto se considera gramatical-mente masculino.
Epicenos. Los nombres de animales que no tienen palabras diferenciadas se refieren a los dos sexos: hormiga, liebre, lagarto.
- Clasificación por número.
Según el número, en castellano, los sustantivos se clasifican en:
Sustantivos singulares: Si el número de objetos a los que hace referencia el nombre es único. En singular, los sustantivos no tienen ningún morfema de número.
Sustantivos plurales: Si el número de objetos a los que hace referencia el nombre son varios o más de uno.
Las reglas de pluralización son las siguientes:
- Si el sustantivo termina en vocal no tónica, se añade -s: sala - salas, coche – coches.
- Los sustantivos terminados en -é (acentuada) también hacen el plural en –s: bebé – bebés. Si el sustantivo termina en -í o -ú (tónicas), se añade -es: esquí - esquíes, ñandú - ñandúes. Se está generalizando el pluralizar estas palabras añadiendo sólo -s (esquís, ñandús) como parte de un proceso de regularización del sistema morfológico del español. Algunas gramáticas establecen que las palabras terminadas en -á (tónica) se les añade también –es al hacer el plural (faralá - faralaes).
- Si el sustantivo termina en consonante (excepto z), se añade -es: papel - papeles, álbum -álbumes. La gran mayoría de las palabras que terminan en -y siguen esta regla como ley leyes, rey - reyes. Sin embargo hay excepciones como palabras cuya y en el plural suena [i], no [y]: jersey - jerséis.
- Si el sustantivo termina en -z, ésta se cambia a c y se añade -es: lápiz - lápices, matiz – matices.
- Los sustantivos que acaban en -s o -x y no son agudos, permanecen invariables para formar el plural: el viernes - los viernes, el tórax los tórax, el virus – los virus, el cumpleaños – los cumpleaños.
- Sustantivos que sólo admiten la forma singular (singularia tantum): el cénit, el este, el oeste, el norte, el sur, la sed, el cariz, la tez, el caos, la salud, la grima, el fénix etcétera.
- Sustantivos que sólo admiten la forma plural (pluralia tantum): las gafas, las nupcias, las tenazas, las vacaciones, los víveres, los andurriales, los anales, los aledaños, las gárgaras, trizas, tinieblas, modales, trébedes, enseres, exequias, afueras, alrededores, nupcias, entendederas, facciones, vituallas, honorarios, andas, añicos, arras etcétera.
- Sustantivos que se pueden usar en su forma singular y plural: el pantalón/los pantalones, la tijera/las tijeras.
- Los apellidos tienden a no pluralizarse, pero se está haciendo más común la pluralización entre los hablantes de español: los González, los García o los Garcías, los Navarrete.
- En los sustantivos compuestos, sólo el segundo elemento puede pluralizarse, siguiendo las reglas de pluralización: la pelirroja las pelirrojas, el ferrocarril -los ferrocarriles.
- Las siglas no tienen plural: los GAL, las ONG
Otras formas de clasificación.
- Según la naturaleza, los sustantivos se clasifican en:
Sustantivos comunes: Permiten nombrar a todas las personas, animales o cosas de la misma clase o especie, sin particularizar su significado como hombre, caballo, casa. Agrupan los objetos que denominan por sus características, sin expresar rasgos distintivos. Por eso, se consideran sustantivos genéricos
Sustantivos propios: Distinguen o particularizan a cada individuo de los demás de una misma clase, especie o género. Se aplican a un solo ser, persona, animal o cosa. Por eso, se consideran sustantivos individuales. Los nombres de las personas y de los países son nombres propios. Los sustantivos propios se escriben SIEMPRE con letra inicial mayúscula.
Sustantivos concretos: Son nombres de cosas que pueden percibirse con los sentidos del cuerpo o que imaginamos como reales, como por ejemplo mesa, niño, reloj, duende, hada, etc.
Sustantivos abstractos: representan conceptos independientes (inmateriales) y designan por tanto entidades que no se perciben con los sentidos del cuerpo, sino con la mente, como por ejemplo nación, engaño, amor, odio, contradicción, bondad, virtud, honradez. Los sustantivos abstractos los podemos clasificar en:
- Abstractos de fenómeno: Están relacionados con sustantivos que designan acciones, estados o sus efectos, por ejemplo lectura, caminata.
- Abstractos de cualidad: Están relacionados con adjetivos y designan cualidades o propiedades de los objetos o de los seres, por ejemplo belleza, maldad.
- Abstractos de números o cuantitativos: Cuantifican tanto de forma precisa como de forma imprecisa, por ejemplo cantidad, montón.
- Según la forma, los sustantivos se clasifican en:
Sustantivos individuales: Son sustantivos que en su forma singular, nombran a un solo ser como pluma, árbol, rosa. Designan a un único ser, pero admiten el morfema del plural para designar a más de uno.
Sustantivos colectivos: Son sustantivos que poseyendo una estructura de singular, nombran a un conjunto de número indeterminado de seres o cosas como plumaje, bosque, rosaleda, muchedumbre, gentío, bandada, coro, alameda. Tienen inherente la idea de pluralidad sin necesitar un morfema que lo exprese, pero no en el sentido de uno más uno, sino en cuanto a conjunto colectivo formado por varias unidades de la misma cosa designada.
- Según la composición del sustantivo, los nombres se clasifican en:
Sustantivos simples: Son los sustantivos que están formados por una sola palabra.
Sustantivos compuestos: Son sustantivos que están formados por dos palabras simples, como por ejemplo anteojos, pararrayos, cascanueces, aguardiente.
- Según el origen de los sustantivos, los nombres se clasifican en:
Sustantivos primitivos: Las palabras primitivas son las que sirven de cabeza de serie a una familia, funcionando como raíz de las palabras derivadas de ellos. Los sustantivos primitivos sólo están formados por un lexema básico y optativamente por morfemas de género y número. Por ejemplo pan.
Sustantivos derivados: Las palabras derivadas nacen de las primitivas, cuando se les agrega sufijos o prefijos, como por ejemplo panadería, panadero, inmortal , mortal. Hay distintos tipos de nombres derivados que son: Sustantivos aumentativos: Son los sustantivos que designan a personas, animales, cosas o fenómenos de gran tamaño o alto grado de intensidad, como por ejemplo niñote, perrazo, arbolote, sillota, ruidazo.
Sustantivos diminutivos: Son los sustantivos que designan a personas, cosas, animales y fenómenos que se caracterizan por su pequeñez, poquedad o menor grado de intensidad, como por ejemplo niñita, gatito, manzanita, mesita, viejecita.
Sustantivos despectivos: Son los sustantivos que designan a personas, animales, cosas y fenómenos que son tratados con desprecio o desdén, o vistos como inferiores, como por ejemplo jovenzuelos, mosquillo, plantucha, libraco.
Sustantivos gentilicios: Son los sustantivos que se derivan del lugar de nacimiento (país, región o estado) de personas, animales o cosas, como por ejemplo, español peruano, sueco, suizo, panameño, argentino, danés, Colombiano.
Sustantivos patronímicos: Son los sustantivos que se derivan de algún nombre propio. Por ejemplo los apellidos de origen español se formaron originariamente a partir del nombre de pila. Normalmente acaban en -ez. Se da el nombre de patronímicos a todos los apellidos. Por ejemplo de Gonzalo – González, de Fernando – Fernández.
- Según la vida que posean los nombres que designan, los sustantivos se clasifican en:
Sustantivos animados: Nombran seres considerados vivientes, como por ejemplo perro, gato, hombre, persona, niño, Anastasio.
Sustantivos inanimados: Nombran seres inertes, como por ejemplo, papel, cristal, piedra, cigarro, carta.
- Según la contabilidad de los nombres:
Sustantivos contables: Señalan entes que se pueden contar, por ejemplo cinco niños, tres rocas, trece euros. Los sustantivos contables se combinan con cuantificadores plurales sin alterarse semánticamente.
Sustantivos incontables: Señalan realidades que no se pueden contar salvo al referirse a clases o variedades distintas, por ejemplo leche, humor, aire, humo, basura.
Los sustantivos incontables solamente pueden combinarse con cuantificadores en singular sin modificar su significado. Sólo admiten numerales cardinales o cuantificadores plurales cuando indican una clase o modalidad. Por ejemplo: Tres vasos de leche - Muchos vasos de leche - Mucha leche. Los humos emitidos por los ácidos suelen ser nocivos.
Existen casos en los que sustantivos incontables tienen distintos significados o matices en plural, por ejemplo: “Aires de grandeza, aires de cambio, malos humos, aguas cálidas, aguas internacionales”.
- Sustantivos personales.
Los sustantivos propios son también llamados no connotativos, pues estos nombran sin caracterizar a los objetos. Distinguen o particularizan a cada individuo de los demás de una misma clase, especie o género. Se aplican a un solo ser, persona, animal o cosa. Por eso, se consideran sustantivos individuales. Los nombres de las personas y de los países son nombres propios. Los sustantivos propios se escriben SIEMPRE con letra inicial mayúscula.
Difieren de los sustantivos comunes en que estos últimos generalizan en lugar de particularizar el objeto del cual se habla.
2.4. El Verbo.
El verbo es la categoría gramatical que funciona como núcleo del predicado y suele indicar movimiento (llevar, correr, etc.), acción (pensar, creer, etc.) o estado (existir, vivir, permanecer, ser, estar, parecer etc.).
Puesto que la predicación frecuentemente requiere especificar el tiempo, el modo en que transcurre la acción, proceso o estado y la relación entre los intervinientes en dicha predicación, todas las lenguas naturales tienen verbos que expresan generalmente los siguientes categorías sintáctico-semánticas: tiempo, persona, modalidad, fuerza ilocutiva, aspecto, voz, etc. Además existe una jerarquía entre estas categorías, las más relacionadas con aspectos semánticos suelen marcarse más cerca de la raíz y las más relacionadas con aspectos sintácticos y papeles temáticos más en la periferia.
2.4.1. El verbo en español.
En español constituye la clase de palabra flexivamente más variable y está constituido por un lexema, así como morfemas de número y persona en su periferia, y de modo, voz (activa o pasiva), aspecto e infijo de vocal temática entre el lexema y aquellos. Admite morfemas derivativos (afijos) de distintas significaciones.
Dependiendo del tipo de lengua de que se trate, los verbos pueden variar de forma. Además, el verbo puede concordar en género, persona y número con algunos de sus argumentos o complementos (a los que normalmente se conoce como sujeto, objeto, etc.); en español concuerda con el sujeto siempre en número y casi siempre en persona (la excepción es el caso del llamado sujeto inclusivo: Los españoles somos así), y bastantes veces con el atributo de los verbos copulativos.
Las lenguas en las que los verbos son conjugados se denominan flexivas y cada una determina un patrón específico de conjugación, difiriendo notablemente de un sistema lingüístico a otro. En el caso de la lengua española, que es flexiva, la mayoría de los verbos se conjuga de forma regular según tres patrones únicos (conjugaciones) definidos según la vocal temática (1.ª o en -ar, 2.ª o en -er; 3.ª o en -ir), subdivididos sucesivamente en grupos según su voz, formas personales o no personales, modo, aspecto, tiempo, número y persona. Otros patrones de conjugación menos generales son denominados de verbos irregulares. Junto a este tipo de conjugación, existe además otro tipo de conjugación regular mediante estructuras analíticas llamadas perífrasis verbales, que expresan modos y aspectos más precisos y concretos que no aparecen recogidos en la conjugación regular, que es más general. Como la terminación es distinta para cada persona, el uso de pronombres-sujeto se considera a menudo redundante.
2.4.2. Categorización.
Los verbos se agrupan en distintas categorías, siendo las más importantes las siguientes:
- Transitivos e Intransitivos.
Los verbos transitivos son aquellos que exigen la presencia de un objeto directo (también llamado “complemento directo”) para tener un significado completo; esto es, que se refieren a acciones que transitan desde el actor al objeto. Un ejemplo de esta categoría es: “He conseguido dos entradas para la ópera”.
En donde el grupo compuesto por “dos entradas para la ópera” representa el objeto directo. La construcción “He conseguido...” no tiene sentido por sí misma, y requiere que se aporte información sobre lo que se consigue. Por regla general, los verbos transitivos son de la forma “alguien hace algo a algo”.
Los intransitivos, por el contrario, no requieren de la presencia de un objeto directo que determine al verbo. Un ejemplo es el verbo delinquir, por ejemplo, la oración “Juan delinque.”, es intransitiva, ya que no requiere especificar un objeto directo. Por otro lado, el concepto de “delinquir algo” no tiene sentido en español.
En el uso lingüístico los verbos no son en sí mismos transitivos o intransitivos, sino que se denominan así según su uso. Es posible tanto transitivizar verbos intransitivos, “Pedro canta muy bien“, como expresar verbos transitivos sin la presencia de un objeto directo “Déjaselo al técnico, que él seguro que entiende.”
A pesar de poseer verbos intransitivos, son pocos los verbos intransitivos en el castellano al compararlo con idiomas con fuerte división entre verbos transitivos e intransitivos. En general, el castellano dispone de la forma autorreflexiva se para denotar intransitividad, como por ejemplo, “se rompió”, “se ha muerto”, “se caerá”, etc
- Regulares e Irregulares.
Los verbos irregulares son aquellos que poseen conjugaciones particulares para los llamados “tiempos verbales primitivos” o simplemente “tiempos primitivos” que son el Presente del Modo indicativo (“Yo quepo”), el Pretérito perfecto simple del indicativo (“Yo cupe”)y el Futuro del mismo modo (“Yo cabré”).
Como en el ejemplo recién dado, es posible determinar si un verbo es o no irregular conjugándolo en esos tres tiempos y viendo si se atiene a las reglas de conjugación a las que se atienen los demás verbos.
La irregularidad de un verbo simple cualquiera se mantiene en la conjugación de los verbos que de él se deriven:
Hacer: deshacer, satisfacer, rehacer, etc...
Poner: componer, descomponer, yuxtaponer, etc...
Este principio, sin embargo, posee algunas excepciones. La más común es la que se aprecia en los derivados del verbo “decir” (“maldecir” y “bendecir”), que en el Futuro del Modo Indicativo no se conjugan como “maldiré” y “bendiré” (que es lo que se supondría según la regla) sino “maldeciré” y “bendeciré”.
Los verbos regulares son, por el contrario, aquellos que se atienen estrechamente a los paradigmas o modelos de conjugación más usados en la lengua. En español hay tres de esos paradigmas: la primera conjugación, cuyos infinitivos terminan en -ar; la segunda, en la que terminan en -er y la tercera, en la que terminan en -ir. Dentro de la conjugación regular puede considerarse también una conjugación extendida por medio de perífrasis verbales que señalan distintos tipos de aspecto y modo verbal. Véase perífrasis verbal.
- Personales e Impersonales.
Los verbos impersonales son aquellos que no son compatibles con la idea de un sujeto (y por lo mismo con una coordinación con una persona), y se separan en los que son considerados propios (también llamados “unipersonales”), y los impropios.
Los verbos impersonales propios son verbos que, en su sentido original (es decir, no metafórico) se conjugan sólo en la 3° persona del singular (él). Dicha categoría está compuesta por los llamados “verbos meteorológicos” o “climáticos” (llueve, nieva, etc.). Estos verbos son intransitivos.
Los verbos impersonales impropios, por el contrario, son verbos que si bien en algunos contextos poseen una conjugación normal, pueden ser usados como impersonales (de ahí su categoría de impropios). Por ejemplo: el verbo “hacer” puede ser usado en contextos como “Ella hace pasteles” o en frases como “Hace calor”.
En este segundo ejemplo está siendo usado como verbo impersonal. Los verbos impersonales impropios son:
Haber: “Hay cosas que hacer”.
Hacer: “Hace muchísimo calor”.
Bastar (en su forma “bastar + preposición”): “Basta de palabrería”.
Ser: “Es de noche”.
Ir: “Me fue bien en el examen”
- Terciopersonales.
Los verbos terciopersonales se asocian a un número reducido de verbos que se conjugan exclusivamente en la 3° persona, ya sea del singular o el plural (él y ellos). Sin embargo, y a diferencia de la categoría recién mencionada, estos sí cuentan con un sujeto y concuerdan con él.
Los verbos terciopersonales son:
Acontecer
Suceder
Ocurrir
Constar
Parecer
Bastar (en su forma “bastar s/preposición”): “Me basta tu presencia”.
- Defectivos.
Los verbos defectivos son aquellos en los que no se cumple el paradigma de conjugación completo. Para estos verbos no existen conjugaciones en algunos tiempos y personas, principalmente debido a razones de eufonía o de uso. El ejemplo más conocido de esta categoría es el verbo “abolir”.
- Copulativos.
Los verbos copulativos son:
ser
estar
parecer
resultar
Son aquellos verbos que poseen un significado mínimo, de forma que no añaden apenas nada al sujeto y por ello son casi prescindibles (diciendo “la casa es azul” diríamos prácticamente lo mismo que diciendo “La casa azul”); por ello, en vez de seleccionar objetos directos afectados por el verbo, rigen un tipo de complementos diferentes llamados atributos oracionales, son mutables o sustituibles por el pronombre átono “lo”. Los atributos oracionales pueden ser de dos tipos: Sujetivos, es decir, que determinen al núcleo del sujeto; o Predicativos, es decir, que determinan a algún miembro del predicado. También se les llama a estos complementos predicativos.
En el análisis morfosintáctico, los atributos se marcan como determinantes tanto del verbo que lo rige como de aquello que determina, esté esto en el sujeto o en el predicado. Es importante hacer notar que no sólo los verbos copulativos exigen atributos.
2.5. La Preposición.
La preposición es la clase de palabra invariable que introduce el llamado sintagma preposicional. Constituye un tipo de nexo en tanto que liga palabras, sintagmas e incluso proposiciones, pero subordina una de estas unidades (el elemento regido) a la anterior (elemento regente), de la cual depende a través de la preposición. Su significado es sumamente abstracto y gramatical y en la lengua precursora de las lenguas románicas, el latín, constituyó un procedimiento para evitar las imprecisiones y ambigüedades del morfema de caso, alcanzando tal éxito que vino a reemplazarlo en las lenguas románicas, también llamadas romances o neolatinas.
La lista de preposiciones del idioma español, muy incompleta y tradicional y mecánicamente aprendida en la escuela es: A, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras. A esta lista algunos añaden durante y mediante.
De esta serie, las únicas preposiciones tónicas son contra y según, siendo el resto átonas, y no tiene uso actual (es arcaica) la preposición cabe, cuyo significado ha sido sustituido por el de junto a. Por otra parte, so, proveniente de la preposición latina sub, es de uso más bien culto y se limita a expresiones como so color de, so capa de, so especie de, so excusa de etc...
A estas se pueden agregar también allende, con el significado de “al otro lado de”, como en “allende el océano”; aquende, con el significado de “a este lado de”, como en “aquende los Pirineos”; vía, con el significado de a través de, y pro, con el de en favor de (“vine a Madrid vía Barcelona, hizo campaña pro damnificados por el huracán Mitch”).
Están gramaticalizándose en algunos de sus usos como preposiciones las expresiones mediante, durante, excepto, salvo, incluso, más y menos.
Se discute si pueden considerarse preposiciones postpuestas los adverbios arriba y abajo en sintagmas como “calle arriba” o “calle abajo”.
Existen, por otra parte, las llamadas preposiciones compuestas, formadas por dos preposiciones unidas: a por, por entre, por sobre, de entre, desde entre, para con, tras de, etc...
Las llamadas locuciones prepositivas, al igual que las preposiciones anteriores, precisan algunos aspectos de espacio, tiempo y modo que las preposiciones existentes matizan mal: acerca de, al lado de, alrededor de, antes de, a pesar de, cerca de, con arreglo a, con objeto de, debajo de, delante de, dentro de, después de, detrás de, encima de, en cuanto a, enfrente de, en orden a, en pos de, en virtud de, frente a, fuera de, gracias a, merced a, junto a, lejos de, por culpa de, respecto a, etc...
Estas preposiciones preceden necesariamente a un sintagma nominal. En el caso de las preposiciones “a” y “de” ante el artículo determinado masculino singular “el” forman las contracciones o artículos contractos “al” y “del” respectivamente.
Por otro lado, las preposiciones pueden sufrir metábasis, es decir, cambio de función, y volverse conjunciones formando locuciones conjuntivas; en español suele ocurrir algunas veces cuando la preposición va seguida de un verbo en infinitivo:
Al + inf. = Cuando + verbo conjugado; De + inf. = Si + verbo conjugado; Con + inf. = Aunque + verbo conjugado; Por + inf. = Porque + verbo conjugado: Al cantar el gallo...; De venir Pedro...; Con ser tan guapo...; Por venir tarde...
Por otra parte, las preposiciones actúan algunas veces como nexos que unen los verbos auxiliares con los verbos en forma no personal en el caso de las perífrasis verbales: Voy a cantar, He de volver...
GUÍA PEDAGÓGICA.
1. Tema: La palabra y la clasificación de las palabras según su sintaxis.
2. Objetivos: Con el estudio de esta guía el adulto alcanzará los siguientes objetivos específicos:
* Definir con claridad el concepto de “palabra” desde los diferentes criterios lingüísticos.
* Identificar los diferentes tipos de palabra de acuerdo a su función sintáctica dentro de un sintagma o una oración.
* Conocer las principales características de cada una de las clases de palabras, y su uso correcto dependiendo de su función al interior del sintagma.
3. Palabras Claves: Accidente, acentuación, adjetivo, adverbio, adyacente, afirmación, aguada, ambiguo, apocope, aposición, apósito, articulo, atónico, aumentativo, auto reflexivo, bimembre, cardinal, clítico, conjunción, connotativo, criterio, cuantificador, despectivo, determinante, diminutivo, distributivo, divisor, duda, epiceno, esdrújula, extensivo, flexión, genero, gentilicio, ilocutiva, intransitivo, llana, lógico, lugar, negación, numeral, numero, ordinal, partitivo, patronímico, predicado, prefijo, preposición, psicológico, rítmico, sigla, subjunción, sufijo, superlativo, sustantivación, sustantivo, tónico, verbo.
4. Tabla de Contenido: El texto aborda tres temas principales organizados de la siguiente manera:
1. La palabra.
1.1. Clases de palabras.
2. Clasificación sintáctica de las palabras.
2.1. Adjetivo.
2.2. Adverbio.
2.3. Sustantivo.
2.4. Verbo.
2.5. Preposición.
5. Tiempo Estimado: El desarrollo de la guía está programado para ser estudiado en una semana, con dedicación de una hora y media (1 1/2 horas) diariamente.
6. Grado de Articulación: Esta Guía tiene como prerrequisito obligatorio a la guía número 11 - Las disciplinas lingüísticas.
7. Área del Conocimiento: Esta guía es de profundización, corresponde al estudio del área de Lengua Castellana.
GLOSARIO.
Accidente. m. Gram. En la gramática tradicional, modificación flexiva que experimentan las palabras variables para expresar valores de alguna categoría gramatical, como el género, el número, la persona o el tiempo.
Acentuación. f. Acción y efecto de acentuar.
Adjetivo, va. Adj. Que expresa cualidad o accidente.
Adverbio. m. Gram. Palabra invariable cuya función consiste en complementar la significación del verbo, de un adjetivo, de otro adverbio, y de ciertas secuencias. Hay adverbios de lugar, como aquí, delante, lejos; de tiempo, como hoy, mientras, nunca; de modo, como bien, despacio, fácilmente; de cantidad o grado, como bastante, mucho, muy; de orden, como primeramente; de afirmación, como sí; de negación, como no; de duda o dubitativos, como acaso; de adición, como además, incluso, también; de exclusión, como exclusive, salvo, tampoco. Algunos pertenecen a varias clases.
Adyacente. adj. Situado en la inmediación o proximidad de algo. || 2. Gram. Adjetivo que califica o determina al sustantivo.
Aguado, da. adj. abstemia.
Ambiguo, gua. adj. Dicho especialmente del lenguaje: Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión.
Apócope. f. Gram. Supresión de algún sonido al fin de un vocablo; p. ej., en primer por primero. Era figura de dicción según la preceptiva tradicional.
Aposición. f. Gram. Construcción en la que un sustantivo o un grupo nominal sigue inmediatamente, con autonomía tonal, a otro elemento de esta misma clase para explicar algo relativo a él; p. ej., Madrid, capital de España, está en el centro de la Península; ella, enfermera de profesión, le hizo la primera cura.
Artículo. Gram. Clase de palabras de carácter átono que indica si lo designado por el sustantivo o elemento sustantivado es o no consabido.
Átono, na. adj. Fon. Inacentuado.
Aumentativo, va. adj. Que aumenta. || Gram. Se dice del sufijo que aumenta la magnitud del significado del vocablo al que se une; p. ej., -ón en picarón o -azo en golpazo.
Bimembre. adj. De dos miembros o partes.
Cardinal. adj. Principal, fundamental. || Gram. Dicho de un adjetivo numeral: Que expresa exclusivamente cuántos son los seres de que se trata; p. ej., diez, ciento.
Clítico, ca. adj. Gram. Dicho de un elemento gramatical átono: Que se liga morfológicamente a una forma anterior o posterior.
Conjunción. f. junta || Gram. Palabra invariable que encabeza diversos tipos de oraciones subordinadas o que une vocablos o secuencias sintácticamente equivalentes.
Connotativo, va. adj. Gram. Que connota.
Criterio. m. Norma para conocer la verdad. || Juicio o discernimiento.
Cuantificador. m. Elemento o palabra que cuantifica.
Despectivo, va. adj. despreciativo. || Gram. Dicho de una palabra o de un sufijo: Que manifiesta idea de menosprecio en la significación del positivo del que procede; p. ej., carca, libraco, villorrio, poetastro, calducho.
Determinante. adj. Que determina.
Diminutivo, va. adj. Que tiene cualidad de disminuir o reducir a menos algo. || Gram. Dicho de un sufijo: Que denota disminución de tamaño en el objeto designado, p. ej., en piedrecilla, o que lo presenta con intención emotiva o apelativa, p. ej., en ¡Qué nochecita más atroz! Una limosnita. Se usa también con adjetivos y adverbios con significación intensiva; p. ej., ahorita, cerquita, pequeñín.
Distributivo, va. adj. Que toca o atañe a distribución.
Duda. f. Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia.
Esdrújulo, la. adj. Fon. Dicho de una palabra: Que lleva el acento prosódico en la antepenúltima sílaba; p. ej., cáscara, máximo, oráculo.
Extensivo, va. adj. Que se extiende o se puede extender, comunicar o aplicar a más cosas.
Flexión. f. Gram. Alteración que experimentan las voces variables con el cambio de desinencias, de la vocal de la raíz o de otros elementos.
Género. m. Gram. Clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma y, generalmente solo una, de la flexión del adjetivo y del pronombre. En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculina, femenina y neutra.
Gentilicio, cia. adj. Perteneciente o relativo a las gentes o naciones. || m. Gram. adjetivo gentilicio.
Llano, na. Fon. Dicho de una palabra: Que lleva el acento prosódico en la penúltima sílaba; p. ej., ámbar, imagen, mañana.
Lugar. m. Espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera.
Negación. f. Acción y efecto de negar. || Gram. Categoría semántica a la que pertenecen ciertas voces que sirven para negar.
Numeral. adj. Perteneciente o relativo al número.
Número. Gram. Accidente gramatical que expresa, por medio de cierta diferencia en la terminación de las palabras, si estas se refieren a una sola persona o cosa o a más de una.
Ordinal. adj. Perteneciente o relativo al orden. || Gram. adjetivo ordinal.
Partitivo, va. adj. Que se puede partir o dividir. || Gram. Dicho de un nombre o de un numeral: Que expresa división de un todo en partes; p. ej., medio litro.
Patronímico, ca. adj. Se dice del apellido que antiguamente se daba en España a hijos, formado del nombre de sus padres; p. ej., Fernández, de Fernando; Martínez, de Martín.
Predicado. m. Fil. Aquello que se afirma del sujeto en una proposición. || Ling. Segmento del discurso que, junto con el sujeto, constituye una oración gramatical.
Prefijo, ja. adj. Gram. Dicho de un afijo: Que va antepuesto; p. ej., en desconfiar, reponer.
Preposición. f. Gram. Palabra invariable que introduce elementos nominales u oraciones subordinadas sustantivas haciéndolos depender de alguna palabra anterior. Varias de ellas coinciden en su forma con prefijos.
Rítmico, ca. adj. Perteneciente o relativo al ritmo o al metro.
Sigla. f. Palabra formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión compleja; p. ej., O(rganización de) N(aciones) U(nidas).
Subjuntivo. m. Gram. modo subjuntivo.
Sufijo, ja. adj. Gram. Se dice del afijo que va pospuesto y, en particular, de los pronombres que se juntan al verbo y forman con él una sola palabra; p. ej., morirse, dímelo.
Superlativo, va. adj. Muy grande y excelente en su línea.
Sustantivo, va. adj. Que tiene existencia real, independiente, individual. || m. Gram. nombre sustantivo.
Tónico, ca. adj. Fon. Dicho de una vocal o de una sílaba: acentuada.